domingo, 18 de febrero de 2007

De supuesto débil a líder de “Gran Hermano”

Sebastián pasó de ser un "pollito mojado" a una de las personalidades más fuertes dentro de la casa más famosa del país. La transformación y la sumisión a la que están siendo sometidos los chicos


Algo ocurrió en los últimos días que cambió la geografía del poder dentro del juego televisivo que atrapa a millones de televidentes en la Argentina.

Eso que pasó es el cambio de roles que repentinamente sucedió en la casa, merced a un abrupto giro en la personalidad de Sebastián, el gay confeso de Gran Hermano.

“Sebas”, quien reconoció su homosexualidad en las primeras horas del reality encontró enseguida con esa admisión que pocos puedan tildarlo de ocultar algo, como sí sucedió con otros de los chicos.

A partir de allí, supo relacionarse con los demás y encontrarse como el confidente de todos. Desde su supuesta sensibilidad, los participantes del juego iban acercándosele preguntando o simplemente contándole qué era lo que les estaba pasando sentimentalmente con algún que otro ocupante de la casa.

Él, quien evidentemente tomó nota de esta situación, siempre prestó su oído para quien lo pidiera. Ahora, él se convirtió en el confesor de varios de los chicos y siente que conoce varios secretos de ellos.

Ese poder le permite decir cosas que a otros no se les permitiría: “Te hablo desde tranquilo y como corrigiéndote”, dijo en uno de los tantos momentos que se viven en la casa.

“Hay algunas reglas que no estamos cumpliendo”, corrige y corrige el muchacho y advierte: “La prueba está para que trabajemos todos juntos todo el tiempo”.

“Saben que soy calentón. Me enferma la actitud de mierda que tienen”, los castiga a todos sin que se le mueva un pelo. Todos tienen una actitud “comprensiva” ante él, como si su condición de homosexual le diera algún tipo de inmuniad. ¿No es discriminar no tratarlo como los demás?

Él sabe eso. Y quizás esté sacando alguna ventaja que está sabiendo usar para convertirse en el nuevo líder de la casa. Desde su supuesta debilidad, forjó su fortaleza. Una fortaleza que amenaza con convertirse en un bumerán si no sabe usarla más sabiamente.

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