miércoles, 7 de febrero de 2007

Gala movidita

La última gala de “Gran Hermano” será recordada por lo movida y extraña que fue. Primero la infección urinaria que tiene Mariela desde la semana pasada y que le produce dolores intensos. Antes de la emisión de expulsión, la salteña fue sometida a una serie de estudios y al finalizar la misma una doctora ingresó, aislada del resto, para poder ser revisada nuevamente y aplicarle algunos calmantes.

Finalmente Mariela pasó una noche tranquila. Pero lo que sucedió con los familiares de Damián, sobre todo su alterado padre. El hombre se creyó que lo de “Gran Hermano” es de verdad y no un simple juego y empezó a amenazar con juicios y venganzas personales.

Su objetivo no es el reality sino Chiche Gelblung. Al hombre le molestó mucho que el periodista, en el anterior debate, tratara al reciente expulsado de “violento” por su supuesto pasado de taxy boy, de acuerdo a su propio relato dentro de la casa.

El señor Fortunato dice que le iniciará una demanda a Chiche, además, por asegurar que su hijo tiene la nariz operada. Lo que recaude de ese imaginario juicio lo donaría a una institución pública.

De todas maneras la tensión llegó al máximo cuando, en vivo, saludó a su hijo y en voz baja pero audible le dijo “Quedate tranquilo, ahí adentro son todos unos hijos de puta”. El hombre se quedó hasta tarde en los estudios gritando solo como loco malo. Y eso que todavía no se contó ni la mitad de la historia de su hijo.


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