viernes, 9 de marzo de 2007

Pablo Esposito o Jonathan Dieguez podrian ir al Gran Hermano Italia

Un participante argentino se sumará al infierno que es el Gran Hermano italiano
Mucho más duro que la versión argentina, el Gran Hermano italiano recibirá a Jonathan o Pablo, los únicos dos que tienen el pasaporte al día.

La idea original de Gran Hermano presentada por la casa matriz holandesa de Endemol eran 10 participantes que vivían en 190 metros cuadrados y 249 de jardín con piscina sin tener el más mínimo contacto con el mundo exterior. Los guiones contemplaban, como ahora, actividades semanales y había psicólogos y tutores con los que los participantes podían conversar. Luego, con el paso de las distintas ediciones, se fueron cambiando cosas para preservarlo del aburrimiento de los telespectadores y a medida que Gran Hermano fue creciendo en el mundo, también se fueron incorporando novedades. Y la versión italiana, que ya va por la séptima edición, es una prueba concreta de esto.

Mientras Osito, Johnatan, Nadia, Griselda, Sebastián, Diego y el resto comparten los beneficios de una casa puesta a todo trapo y se la pasan holgazaneando entre prueba semanal y prueba semanal, los 20 participantes de Grande Fratello, de los que ahora quedan 14, están en constante estrés, no solo por lo duras que son las pruebas, sino por las peleas entre los participantes y los encuentros sexuales sin tapujos que hasta debieron ser editados por los productores.

Si bien la italiana es la casa más grande jamás construida con 1600 metros, tiene una contracara espantosa: una pocilga sucia, sin calefacción, repleta de bolsas de basura y en la que el ambiente más amplio es un micro Iveco del ‘92 donde los participantes nominados deben dormir apretados, peor que los inmigrantes ilegales. Y la comida, bueno, es una manera de llamar a lo que les toca comer. La llaman “La casa del horror” y con eso alcanza para darse una idea de lo que debe ser vivir ahí. Y hasta allí llegan, literalmente, volando, aunque cuando comenzó el juego, Alessia Marcuzzi, la conductora, los llevó hasta el portón y debieron probar suerte. Podía tocarles entrar caminando a la casa VIP o a través de un túnel que terminaba en el basurero subterráneo. Ahora, Grande Fratello les provee a los “desterrados” de unos camperones bien mullidos y son lanzados por el aire para caer sobre bolsas de residuos que amortiguan la caída. También tienen el mismo final quienes no consiguen superar la prueba semanal impuesta, muchas individuales y sumamente duras. En Argentina, se juegan el presupuesto semanal; en Italia, además, la comodidad y su estadía en primera clase. Hasta aquí, una simple curiosidad del juego que, según dicen, podría ser adaptado a la versión argentina en próximas ediciones. La real novedad para Gran Hermano 2007 es que habrá un intercambio de participantes con la versión italiana, algo que los italianos ya hicieron con Brasil en una edición anterior. Entre los candidatos a ser enviados el 8 de marzo a participar de la tortura italiana están Jonathan y Pablo, los dos únicos con pasaportes en regla. Y de Italia llegaría uno de los participantes que tendrá que adaptarse al “dolce far niente” de los argentinos

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