sábado, 3 de marzo de 2007

Pablo Esposito y Silvina Scheffler en revista Paparazzi



Hay una lucha interna en Pablo (25). Una pelea sin tregua entre ese angelito y ese diablito que todos llevamos dentro. El primero le dice que se quede con Silvina (27), que la convierta en su novia, vivan felices y coman perdices. El segundo no duda en aconsejarle lo contrario, en reclamarle que aproveche su momento de gloria para degustar los tentadores beneficios de la fama, sin amores para perturbarlo. ¿Cuál ganará la batalla?
El último noviazgo del séptimo eliminado de la casa de Gran Hermano, data de fines de 2004. De ahí en más hubo dos años en los que el muchacho oriundo de Ramos Mejía aprovechó su soltería para conquistar a cuanta mujer se cruzara en su camino. ¿Cuál es la receta para acaparar la atención de Pablo? “Me atraen las mujeres que tienen esa mezcla de ternura con sensualidad y actitud”, apunta él.

–¿Y de Silvina qué te atrajo?
–Al margen de que es una chica muy linda, me atrajo justamente su ternura. De entrada se convirtió en mi contención dentro de la casa, y hasta en mi consejera. Pero cuando vi que le faltaba actitud para hacerse cargo de nuestra relación, eso me frenó un poco.

–¿No te va el histeriqueo?
–Para nada. Ojo, en todo momento entendí que no haya querido tener relaciones sexuales adentro de una casa que era televisada las 24 horas, pero de ahí a frenarme cuando la besaba o la abrazaba en la cama, eso ya me hacía enojar.

–¿Habías entrado con la idea de no ponerte de novio?
–Yo no quise plantearme nada antes de entrar. Desde que comencé a estudiar teatro hace tres años, vivo la vida de otra manera, dejándome llevar por el momento, por el aquí y ahora. Entonces, si aparece una mujer que me hace feliz y me engancho, ¿por qué no me voy a permitir estar de novio?

–¿En algún momento llegaste a sentir eso con Silvina?
–Me pasó por momentos, sobre todo al principio, cuando no sufría sus paradas de carro constantes (risas). La estaba conociendo, y pensaba que podía surgir una relación interesante con ella. Pero su barrera me frenó.

–¿Y qué te pasó cuando ella fue a buscarte?
–Ahí me entró la duda. No sabía si me iba a hacer bien involucrarme tanto con ella, sobre todo porque la abstinencia sexual me estaba matando, y cuanto más abrazo y beso hubo, más difícil era sobrellevarlo.

–Silvina te dijo “te quiero”…
–Sí, pero yo siempre me mantuve al margen de esas frases en la casa. Entre los chicos hubo mucho “te quiero”, mucho “sos mi amigo”, “sos como mi hija”, “sos como mi padre”… ¡Bajen un cambio! Yo no les podía decir que no estaba de acuerdo porque no daba, pero todos sabemos que los afectos están afuera, y en la casa sólo somos compañeros que estamos compartiendo un reality show.

–Igualmente se te vio golpeado tras la ida de Silvina…
–Sí, cuando la despedí me quise hacer el superado, pero después de que pasó la puerta me cayó la ficha, y hasta se me llenaron los ojos de lágrimas. No esperaba para nada tener una reacción así, fue algo espontáneo.

–¿Y cómo sigue la relación?
–Tenemos que hablar muchas cosas. A medida que pasen los días, vamos a poder conocernos más. Como se dice en estos casos, “el tiempo dirá”…

–¿Te imaginás más adelante formando una pareja con ella?
–No sé… yo no cierro la puerta. Porque sería mentira decir que quiero cerrarla. Incluso creo que va a ser muy importante contenernos mutuamente ahora que se van a venir días de mucha exposición y movimiento.




–¿Creés que ella se bancaría una relación sin compromiso?
–No sé… eso podría andar, porque sería una buena forma de ir llevando todo esto, sobre todo sabiendo que ambos nos vamos a exponer, ella con chicos y yo con chicas. Pero bueno, eso habría que preguntárselo a ella.
A pedido de Pablo…
La inquietud del morocho está planteada. Y Paparazzi, a modo de Celestino, va en busca del Alcoyana Alcoyana. ¿Habrá feliz coincidencia?

–Silvina, ¿te bancarías comenzar con una relación sin compromiso con Pablo?
–Por ahora es difícil definir eso. Se verá a medida que nos vayamos conociendo. A mí me gusta más lo formal, pero lo importante es estar bien, y si eso nos ayuda, lo pensaremos…

–Pablo ahora estará expuesto a las mujeres…
–Está perfecto que lo disfrute a su manera. Es un momento que no se va a volver a vivir, y lo respeto muchísimo. Igual habrá que ver qué me pasa el viernes cuando lo vea con otras chicas, ja ja (N.deR.: tienen un evento en Sunset).

–¿Cómo te sentiste después del beso en Intrusos?
–Fue una continuidad de lo que nos pasaba en la casa. Por eso creo que la relación va a ser similar ahora que estamos afuera. Hay mucha confianza entre nosotros. De hecho, de las parejas que hubo en la casa, la más sincera fue la nuestra.

–¿A vos cómo te gustaría que siguiera esta historia?
–Es muy pronto. Pero sí te puedo decir que desde que Pablo salió de la casa, volví a sentirme bien, con esa contención que no tenía en estos días que estuvimos separados. Habían sido días difíciles para mí, porque yo en Buenos Aires estoy sola.

–El dice que no cierra la puerta… ¿vos?
–Tampoco. En eso coincidimos los dos


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